La mejor depuradora es la que no es necesaria.
En las industrias de proceso, el rendimiento del 100% significaría que no se genera residuo, ni en forma líquida ni en ninguna otra forma. Esa situación ideal no se presenta, por lo que casi siempre se generan residuos y en la mayoría de las industrias en forma de aguas residuales.
Si la carga contaminante de las aguas residuales es tan pequeña que los parámetros contaminantes están por debajo de los límites establecidos para el vertido, entonces se cumple la situación ideal del principio: no hará falta una depuradora de aguas residuales.
Pero ¿cómo acercarnos a esa situación o, al menos, conseguir que la depuradora sea lo más pequeña y sencilla posible? Veamos algunas posibilidades:
• Modificar o cambiar el proceso productivo de la industria de forma que tenga el mayor rendimiento posible y por lo tanto, la menor generación de residuos / aguas residuales. Toda empresa sabe cómo hacerlo, ya que es quien mejor conoce su proceso productivo, pero nuestra experiencia en diversos sectores industriales, puede ofrecer otro punto de vista al habitual.
El V Programa de Acción Medioambiental de la UE define la “mejor tecnología disponible” (Best Available Technology: BAT), que se ha ido aplicando en varios sectores industriales y a diferentes procesos de producción. Posteriormente se añadió “y asumible a costes no excesivos” lo que da idea de que no siempre es asequible un cambio radical de tecnología en una industria.
• Mejorar protocolos de actuación en origen. De los protocolos de producción y limpieza de las diferentes líneas dependerá directamente la carga contaminante que llegue a la depuradora. Como ejemplo muy simple, pero con una elevada importancia, podemos destacar las aguas residuales procedentes de un matadero, ya que no es lo mismo que lleguen a la depuradora con restos de vísceras (con los importantes problemas que ello supone en un reactor biológico), a que estos restos hayan sido retenidos previamente mediante rejillas y eliminados de forma manual.
• Segregación en origen de corrientes altamente contaminantes. Frecuentemente se genera un pequeño caudal de residuo, que mezclado con el resto de las aguas residuales complica y encarece su tratamiento global. Esta actuación consiste en segregar esta corriente y gestionarla externamente como residuo. Ejemplos: principios activos bactericidas en industrias farmacéuticas o químicas (que dificultarían o incluso impedirían el tratamiento biológico de las aguas residuales), recogida previa de la sangre en mataderos, o, aún más sencillo, segregación de los aceites de cocina, antes de que se incorporen a las aguas residuales, en restaurantes y similares.
• Reducción del volumen de aguas residuales (reducción del consumo de agua). Aunque con esto sólo no se reduce la carga contaminante de las aguas residuales, sí significa un ahorro en el consumo de agua (lo que ya de por sí es una mejora ambiental) y en el diseño y costes de operación de las depuradoras dado que los parámetros de diseño de algunas secciones (decantadores, por ejemplo), son en función del caudal y no de la concentración de contaminación de las aguas que se tratan. En casi todas las industrias hay un gran potencial de ahorro de consumo de agua.
• Reutilización de algunas corrientes de agua (antes, entre o después de su tratamiento en la depuradora). No todas las secciones de un proceso productivo necesitan la misma calidad de agua (por ejemplo: ¿es necesaria agua potable para la limpieza de pavimentos de la fábrica?: no. La reutilización de agua implica un ahorro de consumo de agua, con lo que vamos, por otra vía, al punto anterior.
• Segregación de aguas residuales de composición diferente y tratamiento (o pretratamiento) específico de cada fracción. Aunque este procedimiento no es, de por sí, una minimización en origen sí facilita mucho la posibilidad de aplicar algunas de las posibilidades descritas anteriormente. En todo caso, este sistema facilita y abarata el tratamiento de las aguas residuales sobre la alternativa de tratarlas todas mezcladas.
Como se puede observar, son muchas las líneas de trabajo en las que nos podemos centrar antes de que las aguas residuales lleguen a la depuradora, con el fin de obtener el menor vertido con la menor carga contaminante posible.
En D&R, nos gusta “meternos dentro de la industria”; de modo que, trabajando codo con codo con nuestros clientes, y gracias a pequeñas modificaciones, podemos evitar o mitigar situaciones que en la depuradora podrían convertirse en grandes problemas, difíciles y costosos de solucionar.
Algunos ejemplos liderados por D&R:
• Industria química de producción por partidas. Cada cambio de producto implica limpieza de los reactores (que se hacía con agua de red) con un gran consumo de agua. Se instaló una red de agua a presión con lo que el ahorro de consumo de agua fue considerable (y disminución del agua residual generada) además de mejorar las limpiezas y con un importante ahorro de tiempo de éstas.
• Gran productor de cava. En la sección de embotellado final se producían muchas pérdidas de producto (salpicaduras, goteos, etc.). Se instalaron bandejas y pantallas con sistemas de recogida con lo que se recuperó mucho producto que se perdía y se redujo notablemente la dimensión de la depuradora que se estaba diseñando (hay que tener en cuenta que la DQO del cava es del orden de 100.000 mgO2/l).
• Matadero industrial: Se siguió todo el recorrido de la carne des del centro de matanza controlando las pérdidas de sangre y guiándolas hacia recipientes de recogida. Esta sangre se valoriza (ingreso adicional para el matadero) y su recogida disminuye la carga contaminante del agua residual (en DQO y en Nitrógeno). Hay que tener en cuenta que la sangre es difícilmente biodegradable y produce serios problemas a la depuradora
• Industria cárnica: Los valores de conductividad elevados hacían que se incumpliera de forma continuada la normativa de vertido. Se realizó un plan de minimización mediante ajuste de dosificaciones, reemplazo de algunos de los productos utilizados y segregación de unas pequeñas corrientes con grandes concentraciones de sales. De este modo, se ha obtenido un vertido estable, con valores por debajo de los límites marcados por la normativa de aplicación, evitando tratamientos posteriores muy costosos para la disminución de conductividad.