En el día a día de las depuradoras industriales, existe una gran cantidad de elementos y factores a controlar con el fin de que el proceso sea estable y no aparezcan problemas que puedan provocar un desajuste del proceso y, por tanto, un vertido incontrolado.
La aparición de espumas en los reactores biológicos aerobios puede ser normal, pero en ocasiones, un exceso de las mismas puede llegar provocar un serio problema de operación. Las espumas pueden llegar desbordar desde el reactor biológico, con la consiguiente alarma que esto provoca por su elevado impacto visual. Además, pueden llevar a una pérdida importante de fango activo e incluso a un escape de sólidos en el vertido.
Para el control de espumas, existe en el mercado un gran abanico de sustancias antiespumantes; las cuales se pueden utilizar principalmente en los momentos de elevada concentración, con el fin de mitigar, de forma inmediata y temporal, las consecuencias indicadas anteriormente.
En cambio, la mejor opción para combatir estas espumas es evitar que aparezcan…. Pero, ¿cuál es el motivo de su aparición? ¿Cómo evitarlo?
Muchos y diversos son los motivos de la aparición de espumas en los reactores biológicos, pero se pueden destacar los siguientes como los más significativos:
– Existencia de tensioactivos en las aguas de entrada a la depuradora. Como ejemplo: limpiezas no rutinarias con jabones.
– Sobrecargas de reactor biológico (ya sea por baja concentración de sólidos en el reactor o por entrada elevada de materia orgánica) o por arranques del sistema. Como ejemplo: Inicio de campaña de vendimia en una bodega en la que el reactor biológico cuenta con baja concentración de sólidos.
– Entrada de grasas al reactor (inexistencia o mal funcionamiento de tratamiento primario). Como ejemplo: mal funcionamiento del tratamiento primario en matadero.
– Aparición de abundantes bacterias filamentosas de morfotipos concretos (debido a déficit de oxígeno, déficit de nutrientes, …). Como ejemplo: aparición de foaming debido a la presencia de Microthrix parvicella, Nocardioformes, etc…
Todos estos aspectos pueden ser tenidos en cuenta en un control diario de la planta a través de: caracterización de parámetros físico-químicos del efluente y del reactor, observación microscópica e interpretación de la misma, optimización de los tratamientos primarios, ajustes de parámetros de operación según criterios técnicos, conocimiento de los procesos productivos y de limpieza de las instalaciones, así como su estacionalidad, … con el fin de evitar las condiciones que pueden favorecer la aparición de espumas en el reactor.
Por tanto, se puede concluir que la mejor forma para combatir los alarmantes episodios de espumas que se producen en los reactores biológicos, es un control diario de la planta, acompañado de una interpretación técnica de los datos obtenidos y una correcta operación de la misma, de modo que eviten las condiciones óptimas de desarrollo de estas espumas.